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Tuesday, 13 November 2012

Los Guerreros


1.- ¿Cada cuando entró el grupo principal en conflicto? 
Entraron en conflicto cuando el líder de los Warriors asesinó a un personaje y entonces después de esto los empezaron a seguir para la venganza.
2.- ¿Cuando el grupo empieza a trabajar para salir de atolladero?
Pues cuando intentaron regresar a sus barrios pero les fue difícil. 
3.- ¿Cuándo las personas integrantes del grupo principal conocen por primera vez el conflicto que van a vivir? 
Cuando se dan cuenta que las otras bandas están en busca de ellos.
4.- ¿Cuando el nuevo grupo pudo salir adelante? 
Cuando empezaron a enfrentar su problema y ya no huían. 
5.- ¿Cuando los diversos grupos se enteraron cómo debían actuar ante los que consideraron al grupo a combatir?
Se enteraron por medio de mensajes subliminales por medio de una locutora. 
6.- ¿Cuando alguno habló mucho lo hizo con inteligencia o con torpeza para agravar el conflicto? 
Algunos actuaban con inteligencia y otros con inmadurez.
7.- ¿En el grupo cuando se sintió temores ante el panorama que vivía? 
Al enfrentarse con la autoridad de la ciudad, puesto que no los dejaban pasar a sus territorios.
8.- ¿Cuándo se dieron los primeros ataques?
Cuando un grupo de señores los atacó en el autobús y los orilló hasta el metro de la ciudad casi matándolos. 
9.- ¿Me siento herido más fácilmente cuando…? 
Cuando las personas me quieren pisotear y humillar ante las demás personas.
10.- ¿Qué te provocó la trama del film y de como salieron adelante en solucionarlo? 
Pues que enfrentaron muchos peligros y muchas adversidades al enfrentar su gran problema como pandilla unida que eran. 
11.- ¿Solo confiaron los guerreros en su surte o en la astucia para salir o enfrentar el conflicto? 
Tenían astucia, además fueron valientes y no se rindieron.
12.- ¿Cuál es ahora tu opinión del papel que juega un grupo primario?
Pues que le dan un equilibrio a los demás para que estén bien relacionados y la situación no se salga de control, tienen que obedecer.

Comenatrio:
Cuando el cine de acción se tomaba en serio, la serie B nos proporcionaba películas libres, con nervio, películas que (pese a sus limitaciones) enganchan de principio a fin.

En los setenta hay un buen puñado de este tipo de cine de acción y también terror, películas que hoy son auténticas obras de culto y que a día de hoy aún son copiadas, incapaces el cine americano actual de tener ese espíritu autónomo y festivo sin perder la calidad (y cuando lo tiene no es precisamente en cintas de acción).

Divertidísima, apasionante, extraordinaria. Para disfrutarla cuando eres adolescente sobre todo, para darte cuenta que la imaginación también cuenta. Lo bueno de esta cinta es que tiene una trama de las que perfectamente podía inventarme con mis amigos a los doce años, pero que encima estaba bien hecha. Esto, a determinadas edades, es absolutamente impagable. Ya no se hace cine así, puro brio y nervio, todo un canto a la virilidad, siendo un poco exagerado os diría que si poneis a un grupo de pre-adolescentes a ver esta película, al dia siguiente tendrán que buscar las ruinas de vuestra ciudad... 
Supuestamente provocó altercados en los cines norteamericanos donde la exhibieron en su estreno, yo realmente lo creo... entretenida, de paso rápido y con una galería de personajes entañables dentro de lo aparentemente sórdido del tema (en realidad no es una película de violencia cruda yo la veo mas como un comic-book). Tiene además una excelente banda sonora. De todas las pelis que vi a lo largo de mi infancia, pocas me marcaron tanto como ésta, y aún hoy recuerdo la mezcla de fascinación y temor que produjeron en mí (y en varias quintas de niños y adolescentes de mi pueblo) los miembros de aquella banda callejera interracial, que lucían orgullosamente su nombre y su anagrama en molones chalecos de cuero y que se veían obligados, a lo largo de una noche interminable, a huir desesperadamente desde el Bronx hacia su hogar, en Coney Island, acosados por bandas rivales y policías. 

Años más tarde, he sabido que la historia era una adaptación de una novela de Sol Yurick que actualizaba la “Anábasis” de Jenofonte, situada en el Nueva York preapocalíptico tan típico del cine de los 70 y los 80, y acabo de descubrir, al verla, que “Come out and play”, una canción de los entrañables Twisted Sister que he escuchado miles de veces, contiene un cariñoso homenaje a esta peli. Pero entonces yo no sabía nada de eso, sólo sabía que quería ser un Warrior.

Ser un Warrior era lo más grande, no podía haber nada mejor en la vida que salir a dar tumbos con tus compis y pintarrajear con tu spray una enorme W roja en cada lugar por el que pasabas, darte de toñas con quien osara desafiar tu poderosa mirada o penetrara en lo que habías marcado como tu territorio, soltar tacos sin cuento y agobiar a las chicas con guarrerías, de modo que no me apetecía mucho sufrir una (otra) decepción y pasar la tarde recogiendo del suelo de mi salón un (otro) enorme pedazo mi infancia hecho añicos. Pero un Warrior es un Warrior para siempre y debe hacer honor a su nombre, así que hice acopio de valor y le di al botón del mando a distancia: Warriors, come out to play...

El tiempo no ha pasado en balde para ella, eso es cierto, y nada sería más fácil ahora que reírse de lo desfasado de su estética, de la música de videojuego prehistórico, de los peinados y atuendos de las bandas. Los diálogos son insustanciales. El guión es plano y rudimentario y hay lagunas del tamaño de Central Park. Los actores o bien se mantienen inexpresivos como maniquíes o sobreactúan como si fueran víctimas de desarreglos nerviosos. Pero lo más importante de todo es que han sido 86 minutos entretenidísmos, transcurridos a velocidad de vértigo, y que no he tenido tiempo apenas de prestar atención a sus muchos defectos, concentrado como estaba en una historia narrada por Walter Hill con la agilidad y el vigor de los grandes maestros del mejor cine de serie B. Es una película sencilla y honesta que no ofrece menos de lo que promete, como tantas veces pasa en el solemne y grandilocuente cine actual, sino que mete de cabeza al espectador en un emocionante y divertido cómic al que sería injusto pedirle aquello que no pretende dar. Ha valido la pena verla, pienso cuando termina. O puede que me engañe: al fin y al cabo, yo siempre quise ser un Warrior.

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